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Mostrando entradas de julio, 2018

EL ARPA DORMIDA: César Vallejo y los golpes de la vida, por Ancrugon

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Yo nací un día que Dios estuvo enfermo. Hablar de César Vallejo no es hacerlo simplemente de uno de los mejores poetas mundiales, sino de un hombre tan fecundo en su trabajo como en su vida personal, por lo que siempre se teme no llegar a reflejar dignamente la imagen de plenitud que inspira su obra. Tocó todos los géneros de la literatura con su característica destreza y calidad: poesía, narrativa, teatro, ensayo, traducción, periodismo… pero donde realmente floreció en todo su esplendor fue en la lírica, en la que, como buen observador de su tiempo, se dejó empapar de las diferentes tendencias que se iban sucediendo: modernista, vanguardista, revolucionaria y social, pero dejando bien marcadas sus huellas personales y su forma de hacer en cada momento. Nació Vallejo en Santiago de Chuco, Perú, el 16 de marzo de 1892 con el nombre de César Abraham Vallejo Mendoza, siendo el menor de once hermanos, lo que no ayudaría particularmente a la economía familiar cuyos constante

CONVERSACIONES CON MI GATO: Cosas que pienso, por David de Molay

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Cuando callan las palabras, entonces habla el silencio, y es cuando uno puede leer en su interior lo que la mente escribe en el corazón… Cualquier tarde de octubre He visto morir la tarde como mueren las reinas altivas y en silencio, le acompañaban en su duelo dos gaviotas blancas, mensajeras del mar adentro, volando sobre las olas del cielo y, sobre el horizonte, sereno, el ocaso vestido de otoño. Mientras moría la tarde, mi pena doblaba la adversa esquina de tu recuerdo, entretanto mis deseos iniciaban solos el camino hacia la esperanza de un nuevo día. Salí a contemplar la tarde y ya no estaba, me dicen que se fue porque la convenció el día, se fue y no me dijo si iba a volver; yo no la espero, pues es como todas las tardes de mis días…                             vienen y se van; como cualquier tarde de octubre. Palabras feas Guerra es una palabra fea, pero más fea es: hambre;  guerra, hambre, son palabras feas,  pero más fea es: injusticia