ESPEJOS A RAS DE SUELO: Grave, por María Elena Picó Cruzans.


“Grave” es un adjetivo calificativo que clasificarían mis alumnos como subjetivo. Formaría parte del grupo de “aburrido”, “fantástico”, “valiente”, y hasta del de “inteligente”.
No siempre resulta unívoca la diferenciación entre objetivo y subjetivo. Y es una tarea que se desempeña en las escuelas desde el reto, los contenidos transversales y la asimilación de competencias.
“Grave” suele comparecer en los informes médicos, y en los listados de normativas cívicas y legislativas, así como en los presupuestos éticos y morales. Sirve igual para un roto que para un descosido, y califica tanto acciones lícitas como válidas, sin diferenciar a menudo entre las dos, tal y como les ocurre a nuestros políticos, que siempre dicen actuar dentro de la legalidad, dejando la moralidad para el resto de contribuyentes.
Un rasgo definitorio es que siempre necesita, al igual que el resto de adjetivos subjetivos, de un rasero donde medirse. Lo anterior a lo grave sería leve, y lo siguiente se cataloga, habitualmente, como muy grave. Me pregunto si debería existir el siguiente grado de “aberrante” o esto último debería aplicarse a lo muy grave.

¿Qué es lo grave?

En el barrio del Gamonal tuvieron que salir a la calle a gritar al Ayuntamiento: “Por favor, no me mejore”. Me planteo que tengamos que salir a la calle a gritar: “Por favor, no me protejan”. A menudo me siento violentada y desprotegida. Pero, claro, la vida no es lo que es, sino lo que somos.
Permitamos que la poesía nos dé su versión:




Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo

y eso en verdad no es nada extraordinario

vos lo sabés tan objetivamente como yo.



Sin embargo hay algo que quisiera aclararte,

cuando digo todas las parcelas,

no me refiero solo a esto de ahora,

a esto de esperarte y aleluya encontrarte,

y carajo perderte,

y volverte a encontrar,

y ojalá nada más.



No me refiero a que de pronto digas, voy a llorar

y yo con un discreto nudo en la garganta, bueno llorá.

Y que un lindo aguacero invisible nos ampare

y quizás por eso salga enseguida el sol.



Ni me refiero a solo a que día tras día,

aumente el stock de nuestras pequeñas y decisivas complicidades,

o que yo pueda o creerme que puedo convertir mis reveses en victorias,

o me hagas el tierno regalo de tu más reciente desesperación.



No.

La cosa es muchísimo más grave.

Cuando digo todas las parcelas

quiero decir que además de ese dulce cataclismo,

también estás reescribiendo mi infancia,

esa edad en que uno dice cosas adultas y solemnes

y los solemnes adultos las celebran,

y vos en cambio sabés que eso no sirve.



Quiero decir que estás rearmando mi adolescencia,

ese tiempo en que fui un viejo cargado de recelos,

y vos sabés en cambio extraer de ese páramo,

mi germen de alegría y regarlo mirándolo.



Quiero decir que estás sacudiendo mi juventud,

ese cántaro que nadie tomó nunca en sus manos,

esa sombra que nadie arrimó a su sombra,

y vos en cambio sabés estremecerla

hasta que empiecen a caer las hojas secas,

y quede la armazón de mi verdad sin proezas.



Quiero decir que estás abrazando mi madurez,

esta mezcla de estupor y experiencia,

este extraño confín de angustia y nieve,

esta bujía que ilumina la muerte,

este precipicio de la pobre vida.



Como ves es más grave,

muchísimo más grave,

porque con estas y otras palabras,

quiero decir que no sos tan solo,

la querida muchacha que sos,

sino también las espléndidas o cautelosas mujeres

que quise o quiero.



Porque gracias a vos he descubierto,

(dirás que ya era hora y con razón),

que el amor es una bahía linda y generosa,

que se ilumina y se oscurece,

según venga la vida,

una bahía donde los barcos llegan y se van,

llegan con pájaros y augurios,

y se van con sirenas y nubarrones.

Una batalla linda y generosa,

donde los barcos llegan y se van.

Pero vos,

por favor,

no te vayas.



                   Mario Benedetti



¿Qué es lo grave?

Para los adolescentes es grave no ser mirados desde la identidad de su sexo. Y es grave ser hermoso. La diosa Afrodita se avergonzaba de su hermoso hijo Hermafrodito por ser fruto de un amor adúltero y se lo entregó a las Náyades para que lo criaran.

¿Qué es lo grave?

La “ley” dictamina que pagues 200 euros por dejar el coche en una acera, pero puedes “devolver” a un hijo adoptado. Ya sé que algunos dirán que ésta es una argumentación demagógica, pero la multa ya está pagada.
Para un niño es grave no disponer de la mirada de la madre. Y es grave que la muerte te coloque en su punto de mira.


¿Qué es lo grave?

Sin grandes desplazamientos; tan sólo asomándome a la ventana de mi casa me lo pregunto. ¿Es grave lo que atenta a la seguridad? ¿Es grave lo que atenta a la estética?
Las necesidades no pueden ser catalogadas de legítimas; todas son válidas. Pero las acciones… hay de todo: existen acciones válidas que no son legítimas, y existen acciones legítimas que no son válidas. Y existen acciones legítimas y válidas que pronto dejarán de serlo porque calzarán una ley allí donde tenías una ampolla. Es ilegal tener ampollas, dirán. Y las necesidades y las ampollas seguirán existiendo. Si no dejas espacio a la improvisación, la improvisación se busca su espacio.
Del dinero que la administración me roba en la multa me olvidaré en unos meses (que no días); no obstante, existen astillas que se disuelven en la sangre, y ya nunca se separan de ella.


¿Qué es lo grave?

Es grave que la vida te lance diluvios de sinrazones. Y, a veces, es hermosa la brevedad.

  Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
                                      Augusto Monterroso


Es grave sentir la decepción. Ésta que viene cuando la muerte ya no es la salida; cuando los escrúpulos se esconden en caparazones amarillos que nos ahondan en el lodo. Es grave morir cada día un poco acercándose a la muerte con las arrugas y las ausencias, sin poder salir a la deriva porque la vanidad no lo permite.
Es grave y ridícula la necesidad de aparecer en los marcos de las ventanas, vivir en un mundo de escaparates y vitrinas donde no podemos desaparecer. Es grave que la decepción nos clave estocadas y nos deje heridos sobre el césped.
Hoy me niego a buscar otros lados. Hoy estoy cansada, agotada de tanto sol y tanta tierra. Ahogada de tanta palabra buscada y del diccionario de sinónimos mutilados. Y si salgo corriendo hacia las escaleras mecánicas vuelvo otra vez a la languidez de la tarde. Es un día que no muere. A pesar de todo estoy viva y la decepción viene a recordármelo.


¿Qué es lo grave?

Es grave que nos abandone la infancia, que las calles no tengan salida y que existan lugares que discurran sin pértigas.
Es grave que nos flaqueen las fuerzas aunque sigamos escribiendo.

Es grave no tener fuerzas para no dejar que termine el día sin “haber crecido un poco”.

¿Qué es lo grave?

Es grave sentirnos en ese espacio oscuro en el que los pasos no nos salvan del vacío, en el que la puerta que nos habitaba ya está cerrada y aún no sentimos los resquicios de las siguientes grietas.
Es grave que siempre llueva mañana y los pantanos queden vacíos.
Es grave que los puntos no se junten. Es grave.

No puedo salir a la calle, ni siquiera al vestíbulo del cuerpo que libera de la vida sin diluirme en la gravedad y en la levedad. Y no me preguntes, Jordi; no me preguntes, cariño, qué significa esto. Hoy, sólo quiero que me abraces. Hoy sólo necesito las pequeñas cosas.









PARTICIPACIÓN



         Comparte con nosotros la gravedad y la levedad de tu vida.

Comentarios

  1. luis novella (sábado, 19. julio 2014 16:43)
    Hermosa canción para poner punto y final a un gran artculo.

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