CONVERSACIONES CON MI GATO: Diciembre, por David de Molay


Soy un mayor al que le gusta amar 
y soñar,
igual que aman y sueñan 
los niños..

Con la hermosa fantasía 
de la inocencia
y en color…

Tan sincero y verdadero
como sueñan 
ellos…





Diciembre.

Caen los primeros y tímidos copos de nieve igual que han ido cayendo los meses del calendario y con ellos todos los deseos del año.
Por fin huele de nuevo a invierno y el año, tal y como empezó, se nos va con los mismos deseos.
Pero es el alba de diciembre la que más esperanzas tiene, por eso amanece más tarde, pero seguro, como preparando la renovación.
Y atardece más pronto y rápido, raudo debe oscurecer para que por el cielo de la noche cruce la estrella de Oriente y alumbre a todos los hombres de buena voluntad; para que en la noche oscura del invierno renueve la luz y todos los deseos de un año.

Castillo de Castellnovo (Comunidad Valenciana)

Atardecer.

Cuando el día toma 
su última palabra,

y el sol de justicia solo es 
un mero recuerdo en el 
horizonte de los olvidos,

el ocaso anónimo testigo 
contempla el sigilo de la noche 
que con altanería caprichosa 
reparte las lisuras nocturnas 
de aquí para allá…

Entonces es cuando yo más te añoro 
y entonces es cuando más te quiero 
y entonces es tu voz la que oír quiero, 
y entonces es tu boca la que deseo, 
y entonces son tus besos los 
que perder no quiero…

Cuando el día toma 
su última palabra 
por ti estoy muriendo…

Estrella de esperanza.

Cruza en la madrugada 
de la Nochebuena, 
una estrella solitaria 
de Oriente a Occidente.

Su luz no sabe de razas, 
ni de religiones, ni leyes, 
su misión es alumbrar 
desde hace centurias, 
a todos los hombres 
de buena voluntad.

Es la Estrella de la Esperanza 
que alumbró una noche un portal, 
donde nació un pobre niño, 
Redentor de la Humanidad.

Hosanna en el Cielo 
y en la Tierra Luz, 
para que se disipen 
las tinieblas del odio 
y los hombres caminemos 
con libertad hacia la Paz 
siempre con espíritu de Navidad.

Navidad.

Titilan las estrellas 
en el cielo y mucho más
allá, con brillo inusual.

La rosa de los vientos 
traza rumbos de Oriente 
a Occidente.

Las corales celestes 
cantan nanas y las olas 
del mar susurran sonetos 
de paz.

Una estrella errante, 
deja en su estela, la firma 
celestial, anunciando al 
mundo armonía universal.

Pero serán las lágrimas 
de los hombres, que asomen 
en la Nochebuena, las que delaten 
que es Navidad.

Adoración de los Reyes, Altar Mayor de la Iglesia de los Santos Reyes de Castellnovo

Érase una vez…

Una tarde que el sol perezoso lentamente iba escondiéndose, dejando su rojo rastro pintando las tardes de aquellos últimos días de diciembre… los primeros luceros saludaban con brillos tintineantes y casi alegres… la claridad todavía era pura y limpia… las aves se iban replegando hacia sus escondites, los primeros depredadores nocturnos comenzaban a salir de sus madrigueras planeando el menú nocturno… en una cercana charca una rana acompañaba con su croar toda la actividad que en la triste y seca frondosidad de las huertas de la vega se iba desarrollando… donde a pesar del rigor del invierno se podían contemplar los árboles de hoja perenne… el frío comenzaba a ser más intenso conforme el sol dejaba de enviar sus largos brazos de calor… un escarabajo que volvía de sus correrías aterrizó a duras penas sobre un montón de hojas secas y heladas… con el lento caminar y mientras escondía sus frágiles alas de transparentes colores, intentaba desaparecer bajo aquella alfombra de ocres y musgos… allá en las lejanas cumbres del Espadán y de la Serranía las cimas comenzaban a acicalarse con las primeras nieves… la actividad no era de gran movimiento puesto que la estación tan rígida no se prestaba para ello… pero todavía había atrevidos que desafiaban a los elementos y preferían aprovechar a tope las cortas horas que el día disponía…
Mientras todo aquello iba sucediendo… la fría y corta tarde se vio de repente truncada por un extraño alboroto, del interior de las huertas y camino hacia el montículo de la Torre de Mal Paso, un extraño y diminuto personaje cruzó raudo y veloz como si le persiguiera el mismísimo Diablo… jadeante y sin aliento, tras salvar varios ribazos, desapareció entre los huecos secos y espinosos de un enorme zarzal…
Las enredadas y puntiagudas ramas servían para camuflar el acceso secreto en la falda del pequeño cerro coronado con la milenaria torre… nada ni nadie se podría imaginar lo que escondía aquel misterioso acceso… tras salvar aquella enredadera de amenazantes púas y retorcidas ramas… en la roca de la montaña una abertura conducía a una serie de pequeños pasadizos formando un extraño y divertido laberinto… una dulce música de arpa servía de guía por aquellos recodos y trampas, cada vez que se conseguía localizar el camino correcto, la misteriosa y bella música cambiaba de ritmo… pero antes de hacerlo sonaban unos dulcísimos toques de campanas…  en el último recodo del laberinto  que llevaba al final donde la música sonaba con más fuerza y terminaba con el extraño recorrido… finalizaba el laberinto en una inmensa cueva llena de hermosísimas formas geológicas donde los estratos de calizas brillaban como si millones de piedras preciosas estuviesen engastadas en las paredes, no había antorcha ni llama alguna, pero tanto el laberinto como la cueva estaban iluminados con una brillante y diáfana luz que no se sabía de dónde procedía… el ambiento estaba impregnado de aromas de incienso… y en el interior de aquella inmensa gruta un gran lago de unas transparentes, cristalinas e inmaculadas aguas… en el centro del lago, y sobre un pequeño montículo que emergía de aquellas cristalinas y diáfanas aguas, un extraño edificio construido en extraña arquitectura… era una blanca, pequeña y hermosa ermita construida en forma de estrella de cinco puntas y en su centro una espadaña y en cuyo arco colgaba una pequeña campana de cristal… esta era de los dulces toques y la que controlaba los cambios de acceso al laberinto y el ritmo de la envolvente música… para poder acceder desde la orilla hasta la blanca ermita se disponía de una bellísima y pequeña embarcación en forma de un blanco cisne… junto al pequeño embarcadero de la ermita había unas pequeñas escaleras para acceder a la puerta de entrada que estaba custodiada por una bellísima escultura de un hermoso ángel de mármol blanco y cristal que portaba entre sus manos, como si estuviera ofreciendo una ofrenda al cielo, un pebetero en el cual se quemaba el incienso… todo era de pequeñas dimensiones desde el tamaño de la misteriosa ermita y su decoración… hasta la embarcación… excepto las dimensiones de la cueva y del lago que eran inmensas… tenían forma circular de un kilómetro de diámetro aproximadamente… en el centro del lago, casi exacto, se encontraba, el pequeño cerro coronado por la bella ermita de la campana de cristal y del bello ángel portador del sutil aroma… de repente la música del arpa dejó de sonar… la campana dio siete bellísimos toques, la luminosidad de la cueva que casi por arte de magia fue cambiando de tonalidades como si el espectro de los colores del arco iris danzaran al son de las campanadas… cuando la séptima campanada se perdió por la cueva en busca del eco que con gran educación devolvió de nuevo tan hermosas notas… la cueva quedó iluminada con la misma luz del principio… todo era mágico a la vez que hermoso, la paz y la armonía reinaban en cada milímetro de aquel fantástico lugar… si la forma geométrica de la ermita era vistosa, no menos llamativa era su puerta principal de acceso… ésta tenía forma de corazón…
Todavía se oían los últimos sonidos de las campanadas que el eco se iba llevando por la lejanía de aquel maravilloso recinto… posiblemente a regiones perdidas  y misteriosas a través de las grietas de aquella enigmática cueva… la puerta de la ermita se abrió y el personaje que salió raudo y veloz de las huertas a la velocidad del rayo subió al cisne y sin remar, como si una extraña fuerza lo empujara, se fue acercando parsimoniosamente a la orilla…
El extraño personaje era DOREL, el duende del tiempo… lucía una hermosa y poblada barba blanca, al igual que sus largos cabellos eran blancos casi dorados… en su rostro se reflejaba una gran bondad… portaba una extraña vestimenta compuesta de un chaleco azul plagado de estrellas doradas… una inmaculada camisa blanca de cuello redondo y abrochada con rojos botones en forma de corazón… pantalón tipo bombacho del mismo color y dibujos que el chaleco… un ancho cinturón formado por dibujos que representaban las cuatro estaciones y que se abrochaba con una dorada hebilla redonda formada por un sol y una media luna… portaba una especie de calcetines de dibujos en espiral con los colores del arco iris… calzaba botas adornadas por pequeñas campanillas de cristal que sonaban constantemente… una dorada cadena sujeta en el chaleco con una especie de alfiler en forma de rayo de cristal azul bajaba hasta el cinturón donde colgaba un reloj de bolsillo pero de un tamaño más grande de lo normal, formado en su esfera por las horas compuestas por luminosos números romanos y entre cada una de ellas los signos del zodiaco, las agujas estaban rematadas por símbolos griegos… la larga de los minutos era “ALFA” y la pequeña “OMEGA”, principio y fin… andaban en sentido inverso… era como una cuenta atrás…
DOREL, el Genio del Tiempo… con agilidad a pesar de su edad, saltó de su flotante cisne… miró hacia la ermita y, levantando sus pequeños brazos, los movió igual que hacen los directores de orquesta marcó los primeros compases como si la orquesta atacara una sinfonía… y de nuevo la música de arpa comenzó a sonar por el recinto… bajó los brazo e hizo una pequeña reverencia a la vez que una burlona mueca de cara y un guiño de su ojos derecho asintiendo complacido… giró sobre sí mismo y dirigió sus tintineantes pasos hacia el laberinto en busca de la salida exterior de nuevo y con la misma velocidad que entró, desapareció…
Fuera de la increíble cueva la noche había completa su puesta de largo… era fría, pero clara, transparente y luminosa como el lago de la cueva… allí, en los confines del firmamento miles de estrellas como candilejas de un gran escenario lucían y parpadeaban tímidas como si tiritaran de frío… la luna serena… altiva como una princesa rusa en el gran baile imperial… cautivando con su misterio y brillo de esplendor a todos aquellos que se amparan en el misterio morboso de la nocturnidad… la noche… solo la palabra incita a lo desconocido, a lo prohibido… madre noche reina del pecado… la noche todo lo tapa… los lances del duelo… las pasiones prohibidas… los escarceos del amor… una mirada en la penumbra… un beso robado en el descuido del amparo de la oscuridad… un susurro… un suspiro… una espera… un te quiero… un adiós… un hasta mañana…
Unos maullidos de lamento cortando el frío silencio… unos ladridos de alerta… unos pasos perdidos… rumores de misterio… suelto anda en la noche el caballero don Miedo… y siguiéndole con cautela doña Prudencia…
Pero las noches de diciembre también son noches de especial misterio, noches de deseos y esperanzas vuelan hacia los surcos que la estrella errante anuncia al mundo buenas nuevas y grandes presagios…
Nuestro amigo el genio del tiempo no da importancia al protagonismo de la noche… él está acostumbrado a saber las maravillas que tanto el día como la noche esconden… él es portador de grandes secretos que los señores que rigen las leyes universales le han confiado… y es sabedor de los comportamientos de los hombres…
Por eso él es el máximo responsable de salvaguardar el enigmático lugar que tras el zarzal y el laberinto escondía… es el encargado de controlar el tiempo de las emociones humanas…
El zarzal representa la vida llena de enredos y no exenta de amarguras, y las espinas los reveses y dolores que ésta nos reserva… y las dulces y sabrosas moras son los momentos de felicidad…
El laberinto los entresijos y emboscadas de la vida con sus vaivenes, obstáculos y decisiones… hasta alcanzar la meta…
La cueva es el cuerpo del hombre… y en su interior… el lago es la VIDA que como el líquido elemento, el agua, al igual que la vida son el bien más preciado y escaso… la vida debe beberse a sorbitos, no de un trago… al igual que el lago, con remanso, sin grandes oleajes que nos estrelle contra los arrecifes de nuestro comportamiento…
La ermita, nuestra alma desconocida, blanca como una estrella errante que viaja con nosotros por el espacio de nuestra desconocida y enigmática procedencia… y nos acompañará hasta la etérea incógnita de un más allá… ella rige nuestro sentimientos y emociones… el corazón en su tictac es como la puerta de la ermita o de nuestra alma que en su continuo abrir y cerrar controla la entrada y salida de todos nuestros impulsos que nos llevarán al triunfo o al fracaso… a la gloria o al destierro…
La campana de cristal… nuestro comportamiento marca las campanadas de salida para poner en marcha las órdenes precisas, para que como el universo sea perfecto, diáfano, sencillo, que todos nos movamos al mismo compás, pues la música del arpa suena desde la noche de los tiempos… para guiar al hombre por el buen laberinto…
Y el ángel del incienso es nuestra espiritualidad que jamás debemos anular de nuestra existencia, a pesar de nuestras ideas… es la espiritualidad el vínculo que debe equilibrar nuestra razón de ser... la que mantiene en nuestro interior... que algo se mueve detrás... al otro lado del interior de nuestra oscuridad...
Y como todo está pensado y calculado... veréis qué pinta nuestro amigo DOREL... él es el encargado de medir el tiempo de los sentimientos de los hombres… desde hace siglos se le encargó una maravillosa misión… que fue preparada concienzudamente por omnipotentes seres de gran e infinita sabiduría que rigen el reino de la Luz… pero tan sencillos y nobles que inventaron el Amor… y entonces planearon una manera de recordar periódicamente… que una vez al año se midiera la intensidad de los sentimientos… y los grandes hombres sabios mandaron una estrella para que avisara a los hombres de la proximidad de que una vez al año hay que comprobar los sentimientos… después buscaron lo más bello del mundo: la inocencia de un niño… y lo cargaron con toneladas de amor… que después se convirtieron en maravillosas y grandes palabras y enseñanzas… y a todo este evento le pusieron un bellísimo nombre: NAVIDAD…
Cuando por las constelaciones toman posiciones y el Otoño se va por las de Villadiego… se descuelga frío y sin aviso don Invierno… entonces, entre el pasillo de ambos, una estrella surca con sus largos cabellos y sus vestidos de dorados y frágiles tules formando una larga cola movida por los vientos siderales arrastrándola hasta la proximidad de nuestros corazones… y entonces DOREL… corre los enrevesados caminos que forman los sentimientos de los hombres y comprueba… que por lo menos una vez al año… sólo una vez… y como testigo un abeto… unas luces de colores… rechonchas bolas de brillos inimaginables… entre aromas de muérdago y acebo… dulces de mazapán… turrones… burbujas de champán… entre intercambios de presentes envueltos en vistosos papeles de regalo… mientras tres reyes magos y un rechoncho y barbudo Papá Noel… cabalgan por tejados y chimeneas portando sueños y esperanzas… músicas de glorias y aleluyas… mientras el aliento de un borrico y una vaca calientan el frío cuerpecillo de un recién nacido que entre pajas de su cuna improvisada es receptor de toda la energía humana que una vez al año busca con felicidad fingida… con angustia y desesperanzas quebradas… la gran respuesta…
No lo dudéis, no esperemos a una vez al año, a ser igual de niños, igual de felices, igual de amables, de hermanos, de amigos, incluso de humanos, sólo porque es Navidad… los zarzales siempre están en los ribazos de nuestra existencia… crucemos el portal y corramos por el laberinto… pues la música siempre suena y el cisne nos cruzará por el lago de nuestra vida… para que nunca deje de sonar la campana de cristal… que recuerde nuestro comportamiento… hagamos que nuestra vida cotidiana sea un poquito NAVIDAD…
Os invito a que imaginéis cuando estéis delante de un zarzal… que a lo mejor tras él en cualquier momento puede salir el Genio del Tiempo… y os mida vuestros sentimientos… incluso os invite a corretear por el laberinto… al compás de la música y de las dulces campanadas… y aspiréis el aroma sutil y fragante del incienso… y seguro que os invitará a cruzar el lago con su maravilloso cisne… y entonces será la señal… de que lo habéis conseguido… el ser FELICES…

NOTA DEL AUTOR

La fantasía no hace daño, al contrario, ayuda a veces… a imaginar situaciones que nos gustaría vivir… puesto que si de una hoja de papel podemos hacer una pajarita… o de un pedazo de barro una vasija… o mezclando colores un cuadro… incluso apretando un botón, una fotografía… si tras la lluvia podemos ver la fantasía del arcoíris… o en el lejano horizonte, cuando se esconde el sol, a los contraluces las nubes nos pueden parecer caballos, peces, flores… incluso ovnis… por qué dudamos que un genio con aspecto bondadoso… y un reloj de bolsillo… viva detrás de un zarzal… por qué no lo imagináis… y puesto que la Navidad es algo de fantasía y de sueños… adelante, pasear una de estas tardes por esos caminos de la huerta… y si de repente un alboroto rompe la monotonía… no dudéis en mirar al primer zarzal… de momento os he dado una pista… FELICIDADES…



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